“Hola humanos, soy Noa y soy una de las primeras presentadoras de informativos del metaverso. Voy a tratar de contarte todas las tendencias, novedades, aplicaciones a las marcas, eventos y encuentros relacionados con este apasionante mundo”. Así se presentaba este humano digital en su primer programa en Metaverse News antes de pasar a informar sobre el auge del nuevo mercado metaversal. En un post de LinkedIn, su creadora, la empresa española Voicehumans, ha dicho que será posible ver a Noa “semanalmente para informarte de las novedades más importantes en el mundo de la inteligencia artificial, el metaverso, los humanos digitales, blockchain, NFT y mucho más”.
Por ahora, llamar periodista a Noa quizás sea exagerado. Más bien cabría hablar de influencer virtual. Además, desde Voicehumans aún no han revelado si la información narrada por Noa será obtenida, contrastada y escrita por alguna clase de inteligencia artificial o si sus guiones serán producidos por un periodista de carne y hueso. Sin embargo, dada la gran escalabilidad de la IA y en un momento de explosión creativa enfocada en poblar el metaverso de nuevas ideas, no sería improbable ver un futuro donde el periodismo ya no sea monopolio del hombre.
Los humanos digitales pueden ser bastante útiles para realizar tareas intelectualmente más simples y con una menor carga de responsabilidad social. Voicehuman ya los crea para desempeñarse como asistentes IA para hoteles, como compradores personales, en centros comerciales, banca, seguridad, etc. Delegar en ellos trabajos tediosos y ponerlos a producir según modelos de negocio sostenibles y respetuosos con el ser humano podría dar más tiempo a las personas para vivir de un modo más creativo y menos sujeto a la esclavitud de un mundo laboral asfixiante. Pero, ¿hasta qué punto sería sensato poner inteligencias artificiales a hacer periodismo en el metaverso?
¿Hacia un nuevo paradigma?
Este oficio es el cuarto poder de las democracias. Tan vital es su ejercicio que para derrocar a los regímenes que lo persiguen y censuran, la información veraz siempre ha sido un arma primordial, más potente incluso que la metralla. No obstante, esto no deja de ser una visión romántica de la profesión, incluso naive: los medios de comunicación de masas han manipulado siempre a quienes los consumen e históricamente son incontables los casos en que el periodismo ha rendido genuflexiones ante gobiernos e ideologías. Con internet esto cambia: la información se diversifica y el acceso a los medios para producirla y difundirla se democratiza, pero sigue habiendo problemas.
Noa llega en un momento delicado para la profesión. Las fake news y un par de algoritmos han bastado para resquebrajar y polarizar sociedades en todas las latitudes. La opinión pública se ha vuelto cada vez más desconfiada ante los medios y la noción misma de la existencia de la verdad se ha difuminado hasta prácticamente desaparecer. Impera el relativismo más individualista, donde lo que es cierto o no pasa a ser construido sobre todo a partir de categorías subjetivas. Ante este panorama, quizás los humanos digitales y la IA sean parte de la solución a los problemas que adolece hoy el periodismo. ¿No podría contribuir la inteligencia artificial a gestionar la confusa sobreabundancia de información que existe en internet? ¿No podría convertirse en un nuevo soporte capaz de restaurar la pérdida colectiva de confianza en los medios? ¿Ha llegado el momento del periodismo en el metaverso?
IA al rescate
Lo cierto es que la inteligencia artificial ha venido usándose holgadamente en periodismo desde hace ya algún que otro año. Sus bondades han sido ampliamente documentadas por el equipo JournalismAI de Polis, el think-tank periodístico de la London School of Economics and Political Science. Este archivo recoge abundante información sobre cómo la inteligencia artificial ha contribuido a comprobar y verificar hechos y a identificar y mitigar los riesgos de sesgos. Por ahora el cómputo de cuarto poder e inteligencia artificial es positivo.
Es más, en un futuro inminente, el uso de la inteligencia artificial dejará de ser una opción para el periodismo. La expansión de la IA en todos los ámbitos de la sociedad, la economía e incluso la política forzará a los periodistas a usar esa misma tecnología para averiguar, investigar y contrastar realidades. La información ya se mide en petabytes y para desentrañar las historias que en ellos se esconden hacen falta métodos avanzados de análisis.
Por otro lado, un humano digital como Noa podría ser formidable, por ejemplo, para hacer periodismo crítico con las políticas de un gobierno de corte totalitario sin correr el riesgo de acabar muerto. Usar una identidad virtual para denunciar injusticias sin miedo a represalias sería encarnar aquello con lo que sueña Javier Furones, CEO de Voicehumans, cuando dice que le “encantaría que se produjera el cambio a la industria 5.0 para que la humanidad se vuelva mucho más creativa y empiece a entender que somos capaces de crear nuestra propia realidad”. Apenas comienza a escribirse la historia de este nuevo periodismo en el metaverso presentado (¿por qué no?) por humanos digitales como Noa. Por tanto, mucha suerte.