Un vistazo al nuevo mundo en los albores de la era metaversal

Aunque el término metaverso no es nuevo, ha venido cobrando una presencia en internet cada vez mayor hasta que el anuncio de la transición de Facebook a Meta el pasado 28 de octubre terminó de catapultarlo más allá de lo que normalmente se entiende por tendencia. ¿Qué son los metaversos? Mundos virtuales, tridimensionales y totalmente inmersivos a los que podremos acceder con un equipo de realidad virtual. Es el siguiente nivel al que el progreso va a llevar a internet en cosa de 10 años, el tiempo que tardará en masificarse la tecnología necesaria para su uso, según apuntan la mayoría de expertos. Es uno de los concepto que va a definir el mundo del futuro.

En términos generales, esta palabra pretende describir las futuras interacciones de Internet formadas por espacios virtuales compartidos en tiempo real. Por primera vez se podrán consumir contenidos digitales de forma nativa y natural tal y como estamos acostumbrados en la vida real. Se trata de una tecnología con potencial para superar el tiempo y el espacio. Un cambio de era, un viaje hacia los límites de la conciencia donde la realidad, o más bien la percepción de lo que es real, se construye entera y radicalmente desde la subjetividad, excluyendo cualquier otra categoría de conocimiento.

Del mismo modo en que la invención de la rueda abrió la mente de quienes la vieron nacer al mostrarles qué había más allá del horizonte, la concepción del metaverso ha expandido las puertas de la imaginación hacia posibilidades hasta ahora impensables. Los ceos de los gigantes tecnológicos han mostrado su entusiasmo ante la llegada del internet 3.0 hablando por doquier del metaverso como la panacea a los problemas económicos del mundo. Y es que su progresiva apertura significa la creación de un mercado si no infinito, sí bastante grande. Esto ha disparado un mercado crypto ahora más bullente que nunca. Los especuladores más experimentados invierten en tal altcoin o en tal NFT (non fungible token), estudiando cómo hacer dinero en los campos digitales y soñando con convertirse en propietarios de un mundo virtual, donde ya se compran yates virtuales por 650.000 dólares.

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El yate atracado en mares metaversales.

Abundan en las plataformas de contenido teorías sobre el pepinazo que están a punto de provocar los metaversos. Proliferan videos con títulos como “El metaverso te hará rico” o “La tierra digital lo cambiará todo”. Entusiastas de nivel amateur o intermedio en materia crypto los devoran intentando digerir una estrategia de inversión viable y fiable. En los comentarios leemos de todo.

Unos dicen que estamos ante una burbuja que comienza a hincharse. Otros, que es el nacimiento del mercado más grande de la historia. Los más distópicos creen que es el germen de la futura dictadura totalitaria de un programa de inteligencia artificial que se habrá hecho con el poder del planeta debido al irónico hecho de haber sido alumna de los mejores hackers del mundo.

Y es que los escenarios distópicos no son improbables. Apple acaba de anunciar para el año que viene el lanzamiento de unas nuevas gafas de realidad virtual mientras empresas como BitbrainNeurable o Neuralink (esta última propiedad de Elon Musk) continúan cada día buscando la manera de crear mejores neurotransmisores, chips nanométricos que libarían la rica información que viaja por nuestra mielina, la big data cerebral, con la cual se podría llegar a controlar un smartphone con el pensamiento. Una interfaz neuronal supondría la capacidad de comunicarse de forma inalámbrica con la nube, con los ordenadores y con los cerebros de cualquiera que tenga una interfaz similar en su cabeza.

¿Será cuestión de 20 años que podamos hacer login en el metaverso haciendo click con un pensamiento? ¿De 30, quizás? ¿Tan poco queda para cruzar los umbrales hacia una época transhumanista aparentemente inevitable? Varios estudios científicos han demostrado que la evolución no ha preparado al cerebro humano para procesar y absorber la enorme cantidad de información que las pantallas le muestran 24/7. No será de extrañar que en el futuro la locura, la total desconexión de la realidad, la implosión social y otros problemas mentales sean las próximas grandes pandemias.

En un escrito subido al portal philarchive.org, el articulista James Sirois comenta “cómo los grados adicionales de libertad en esta realidad transhumanista podrían cargar a las generaciones futuras con una crisis existencial masiva”. Lo explica así: los metaversos podrían llevar a la gente a la conciencia de que nuestra propia realidad básica puede no ser tan básica después de todo. Difuminar las líneas entre lo que es real y lo que es surrealista o metafísico podría tener un profundo impacto en la psique humana. Lo que empieza a parecer real se convierte en algo más subjetivo que objetivo en este tipo de lugares”.

¿Cómo evitar que algo así suceda? ¿Cómo hacer un buen uso de esta nueva tecnología? Todo parece depender de la voluntad de un puñado de magnates, de la evolución de un mercado más bien impredecible y de la capacidad de los gobernantes para desarrollar políticas destinadas a proteger la integridad psicológica del ciudadano. También, claro, del uso que le de la humanidad en su totalidad. De todas formas aún queda mucho para eso. Algún día sabremos si se trataba de un cambio de era, una burbuja, una revolución o una distopía. O todas esas posibilidades al mismo tiempo.

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